Un acontecimiento extraño, y con razones aun indescifrables, se produjo días atrás respecto a un caso que debería llamar la atención de cada uno de los habitantes del mundo que vivimos. Resulta que el 26 de julio de este año, el planeta Tierra tardó menos de 24 horas en girar sobre su propio eje. En términos más precisos, indicados por los relojes atómicos desparramados por todo el mundo, tardó 1,50 milisegundos menos respecto a los 86.400 segundos en total que se tarda en girar de oeste a este
Este fenómeno natural despierta curiosidad en los investigadores que aún desconocen la razón exacta del por qué se produce. Lo que sí se sabe es que este dato reciente no fue el único en la historia. Justamente, hubo un récord que rompió todos los limites: el 5 de julio del 2005, el planeta completó el giro alrededor del sol con unos 1.05 milisegundos menos de las 24 horas establecidas en el movimiento de rotación.
Y este dato no es el más impactante: el 26 de junio, de este año, fue de 1,59 milisegundos, cerca de alcanzar el valor del mes pasado. Pero en el año de la pandemia, en 2020, ocurrió un hecho particular, siendo el 19 de julio declarado como el día más corto, cuando el planeta completó un giro 1,46 milisegundos más veloz que 86.400 segundos.
¿A qué se debe este cambio de velocidad de la Tierra?
Los expertos en la materia no saben a ciencia cierta por qué sucede este acontecimiento natural. Si bien el planeta completa el movimiento de traslación -es decir, alrededor del sol- en menos fracciones de milisegundos en cada siglo, sucede lo inverso con el giro sobre su propio eje, donde la Tierra gira más rápido.
Según los científicos Leonid Zotov, junto con sus colegas Christian Bizouard y Nikolay Sidorenkov, analizaron que el motivo podría ser producto del denominado «Bamboleo de Chandler». Este hallazgo del año 1891, denominado por el astrónomo estadounidense Seth Carlo Chandler, explicaría que sé que se trata de una diminuta variación en el eje central de los polos geográficos. Estos movimientos oscilatorios pueden producir una desviación de la base central del planeta hacía unos 9 metros de diámetro.
¿Cómo afecta este fenómeno en las personas?
Si bien este fenómeno fue imperceptible para toda la humanidad, es un tema que podría resultar como algo negativo para el futuro y por ende necesita la atención suficiente.
El tiempo que todos conocemos y percibimos en los celulares, computadoras, televisores y demás aparatos tecnológicos, son reguladas por industrias y satélites, que a su vez necesitan de un tiempo de base universal. Y es acá donde ingresan los denominados relojes atómicos -con funcionamiento en común con el tiempo solar- capaces de garantizar un conteo de tiempo exacto y preciso, y sin ellos, todo lo referido a la tecnología y sus componentes informáticos, que nos engloba en estas épocas modernas, ingresarían en un desorden total.
El Servicio Internacional de Rotación de la Tierra trabaja en conjunto con los relojes atómicos enviando la información de los parámetros del planeta, las variaciones de velocidad de rotación y los movimientos de los polos. Toda esta información establece el tiempo universal coordinado que el mundo utiliza para los relojes de cada punto del planeta. Se calcula que en total hay unos 200 relojes distribuidos por el mundo, y aunque parezca exagerado, es una unidad de medida necesaria para el mundo.
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Entre las teorías planteadas para explicar este fenómeno natural, dentro de los factores surgió el hecho del cambio climático como uno de los posibles responsables. Los cambios de temperaturas que alteran el equilibrio de la naturaleza -y que hoy en día se pueden notar en el incremento a nivel mundial-, las emisiones de gas que provocan el efecto invernadero, entre otras causas. En este sentido, entraría de lleno la integridad física de cada persona del planeta, que se vería afectada en un futuro.