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Cómo afecta la salud el humo de los incendios en las islas

Los especialistas advierten que el aire contaminado puede tener consecuencias en el organismo.

Los grandes incendios en la zona de humedales del Delta del Río Paraná siguen ardiendo descontroladamente. El esfuerzo de los brigadistas y bomberos es enorme pero parece en vano, porque tras largas horas de trabajo extenuante otros nuevos focos se inician de manera intencional e ilegal en los alrededores.

Los incendios se multiplican sobre las mismas zonas y con así se pierde una enorme biodiversidad, decenas de miles de hectáreas quemadas dejan flora y fauna arrasada por el fuego.

La primera consecuencia de la columna de humo es la reducción importante de visibilidad, que en algunos casos genera accidentes vehiculares trágicos. Cuando el humo es muy denso la visibilidad se reduce considerablemente sobre las rutas y autovías, ocurrieron varios accidentes de tránsito en los últimos días en parte de las RN 7, 8 y 9.

La otra consecuencia clara que viaja con el humo es el fuerte olor a quemado que  indica que no se trata de aire puro. Irrita los ojos, nariz, piel y garganta, dado que el aire en las capas bajas se encuentra contaminado por múltiples y pequeñas partículas sólidas y líquidas (PM10 y PM 2.5), que al tomar contacto con el cuerpo genera molestias y en algunos casos problemas mayores.

Mayores riesgos

Los especialistas señalan que toda la población debe mantener ciertos cuidados esenciales para prevenir malestares. Las personas de todos los grupos etarios (con comorbilidades o sanos) deben tomar medidas preventivas.

Quienes padezcan alguna enfermedad cardíaca o respiratoria preexistente (como por ejemplo epoc o asma), son más susceptibles a esta mala calidad del aire; así como también las personas alérgicas, niños, adultos mayores y embarazadas deben prestar mayor atención y cuidados, dado que el perjuicio puede ser mayor al estar más predispuestos a desarrollar síntomas.

Los síntomas

Las personas sanas pueden llegar a presentar: ardor en los ojos, irritación y molestias en la garganta y vías aéreas, tos, rinitis, congestión nasal e incluso hasta dolor de cabeza al respirar este aire enrarecido, según indican profesionales de la salud.

Para las personas con enfermedades de base, los síntomas pueden agravarse: se suman dolor o silbidos en el pecho, palpitaciones, cansancio, cuadros de laringitis, dificultades para respirar, o se exacerba el asma. Siempre se recomienda contactar al médico de cabecera para hacer un seguimiento adecuado a su patología, y de ser posible consultar anticipadamente para planificar una rutina de cuidados.

En casos como estos es bastante recomendable tener en cuenta los pronósticos meteorológicos sobre la dirección del viento, porque es el que transporta la pluma de humo desde los focos hacia determinadas regiones habitadas. 

Recomendaciones 

Desde el Ministerio de Salud y de Ambiente recomiendan, en caso de presencia de humo en capas bajas de la atmósfera, evitar o minimizar las actividades recreativas y/o deportivas al aire libre.

En caso de tener que realizar tareas en el exterior se recomienda el uso de barbijo (muchos profesionales recomiendan doble barbijo del tipo quirúrgico) o mascarillas especiales y gafas.

También se sugiere evitar ventilar los ambientes del hogar. Se pueden colocar trapos o toallas húmedas enrolladas debajo de las aberturas (puertas y ventanas), para bloquear el ingreso del humo.

En caso de contar con aire acondicionado, encenderlo cerrando la entrada del aire del exterior (eso es importantísimo), y manteniendo el filtro limpio para mejorar la calidad del aire interior.

Por último, proponen controlar que las personas mas susceptibles reciban el tratamiento adecuando y supervisado por su médico para estos casos especiales.

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