El 7 de noviembre de 2021 se produjo la muerte por un disparo del kiosquero Roberto Sabo, caso por el que, casi un año después, condenaron a prisión perpetua al asesino. Es así que Leandro Daniel Suárez, de 30 años, deberá estar en la cárcel por el resto de su vida.
Este hecho se produjo en Ramos Mejía, durante el asalto a un comercio. Al agresor lo condenado por el delito de homicidio criminis causae con la participación de una menor de edad, robo calificado por el uso de arma de fuego y portación ilegal de arma de fuego de uso civil y de guerra. El fallo lo dictó el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 2 de La Matanza.
El juicio
Durante la segunda jornada del juicio, ocurrida el pasado jueves, el fiscal Sergio Antín pidió prisión perpetua para el acusado. Aseguró que no existió forcejeo entre la víctima y el homicida.
Además añadió que el agresor ejecutó al comerciante con cuatro disparos. Señaló que dos de ellos dieron en el rostro y otros dos en el tórax, todos realizados a corta distancia y de forma descendente (como en una ejecución).
El pedido del fiscal fue para que la justicia condene a Suárez por los crímenes que finalmente le terminaron endilgando. La querella, a cargo de los abogados Humberto Próspero y Juan Triverio, coincidió con la solicitud del fiscal. También agregaron que en el juicio se acreditó que el kiosquero no se resistió al robo.
La defensa del acusado, en cambio, solicitó una condena de 15 años de cárcel por el homicidio en ocasión de robo. De su parte consideraron que no hay pruebas que indiquen que el acusado quiso matar.
El crimen
Todo comenzó el 7 de noviembre de 2021 en un raid criminal iniciado por Suárez y una adolescente de 15 años que lo acompañaba -la joven no fue juzgada por su edad-. Fueron hasta una agencia de remises de Ciudadela y desde allí viajaron a Ramos Mejía.
Un Ford Focus negro los llevó hasta esa zona, en donde Suárez pidió detenerse en un kiosco de avenida de Mayo y Alvarado. Allí se bajó solo e ingresó al kiosco Drugstore Pato, armado con una pistola semiautomática con numeración suprimida y cargada con al menos un cartucho. También llevó consigo un revólver calibre .22, según la pesquisa.
Dentro del comercio intimidó a Roberto Sabo, se apoderó de diez mil pesos producto de las ventas y lo mató de cuatro balazos, crimen por el que el asesino fue condenado a perpetua.
Al salir, el asaltante intimidó con armas al remisero que lo llevó hasta allí y se llevó seis mil pesos de la recaudación, el teléfono celular y el auto. En ese vehículo huyó junto a la adolescente que lo acompañaba.
En su huida chocó contra un árbol. Los dos ocupantes del vehículo bajaron e ingresaron a un supermercado simulando ser clientes. Allí se cambiaron las ropas e intentaron evitar ser identificados.
En la salida, bajo amenazas con armas, robaron la moto y pertenencias de un delivery, hasta que finalmente los detuvieron en avenida de Mayo y Rivadavia de Ramos Mejía.