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Un entrerriano perdió todo tras una inundación en Ecuador: «Creí morír»

El damnificado es oriundo de Villaguay y pide la colaboración de la gente.

El miércoles pasado la crecida del río Pita, ubicado en la ciudad ecuatoriana de Quito, provocó la inundación de más de 40 viviendas en apenas pocos minutos. Aunque mucha gente sufrió el ingresó del agua, el más afectado fue Matías Correia, un joven argentino nacido en Villaguay, Entre Ríos, que se radicó hace cuatro años en ese país.

La casa de Matías está ubicada al lado del caudal de agua en una de las bajadas de un volcán activo y la lluvia que comenzó aquella tarde, y que pensó que sería una más, arrasó con todo.

“Estaba trabajando solo con mi perro Cono porque mi novia estaba dando clases y afortunadamente no estaba. Escuché un ruido, pero pensé que era normal por la lluvia”, contó.

Al acerarse al baño, notó que había agua en el piso y sospechó que venía de la alcantarilla, ya que hacía poco había arreglado unos desperfectos en las cloacas. “Alcanzo a ver que, en el cuarto del fondo, que es la que está al lado del río, hay mucha más agua, entonces puse algunas cosas arriba de la cama e hice una videollamada con el dueño de la casa para mostrarle cómo estaba todo”, agregó.

Pero en medio de la conversación, Matías volvió a escuchar otro ruido y se dio cuenta que del inodoro estaba inundado. “Cuando salgo de ahí, mi perro empezó a ladrar, cosa que nunca hace y al acercarme veo por el ventanal que el patio tenía un metro de altura de agua”, explicó.

“Entones empecé a correr a la cocina, dejé todo, agarré al perro y cuando estaba por salir, explotó la puerta y salieron volando pedazos para todos lados, entró el agua como en un tsunami”, recordó el argentino.

La casa estaba repleta de agua y no paraba de entrar cada vez con más fuerza. “No podía avanzar y me tiraba para atrás, en la cocina tengo un vidrio grande que también explotó por la presión, la inundación alcanzó los dos metros de altura”, detalló.

“Parece una tontería, pero era tan rápido que yo pensé ‘acá me voy a morir, me va a tapar la casa’, porque primero era una locura pensar que iba a tener dos centímetros de agua, pero estaba subiendo a tal velocidad que ya no sabía qué hacer”, agregó.

En apenas unos segundos, Matías intentó buscar algo de lo que sostenerse para no ser arrastrado por el caudal del río, que para esa altura “tenía una velocidad aterradora”. “Justo pasó un pedazo de puerta que ni siquiera era de mi casa, lo subí al perro ahí y me fui hasta el patio donde tengo un pozo viejo lleno de un pajonal al que solo se le veía una punta así que recordé que ahí podía tener mayor altura y toda esa maleza podía evitar que me arrastré”, explicó.

La fuerza que hizo para no ser llevado por el agua, provocó que se cortara las manos, hasta que finalmente logró acomodarse. “La corriente era tremenda porque eso baja de una montaña que está a cinco mil metros de altura y no paraba de circular lodo y agua muy fría, entonces yo me movía todo el tiempo para que no se me durmieran los músculos y empecé a gritar para que alguien llamara a los bomberos”, contó en comunicación con este portal.

Luego de una hora y media, el personal de rescate llegó hasta la vivienda y logró salvar al joven y a su mascota. Ambos se encuentran en buen estado de salud, a pesar de los cortes que sufrió Matías en la mano. Sin embargo, perdieron absolutamente todo. “Al otro día que volvimos a la casa, el agua me daba hasta las rodillas y había muchas cosas enterradas en el lodo”, lamentó.

La pareja debió pedir asilo a unos amigos hasta solucionar el problema de la vivienda, pero insiste en que hasta ahora no recibió ningún tipo de ayuda del gobierno. “La embajada nos contactó para hablar el lunes, pero hasta ahora no tenemos nada”, contó.

Las primeras versiones indican que una especie de represa se desprendió y provocó que el agua entrara de esa manera al barrio. “Nosotros fuimos por lejos los más afectados, el resto habrá tenido 20 centímetros de agua y nosotros hasta el techo”, detalló.

Ante esta situación, otros amigos de argentina empezaron a buscar la forma de colaborar con ellos. “Cualquier cosita es un montón porque realmente no tenemos nada”, sumó.

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Asimismo, remarcó que esta dramática experiencia lo llevó a valorar más la vida. “El resto vale tan poco, estar vivo hoy es un montón y más con lo terrorífico y catastrófico que fue todo. A Cono lo rescatamos casi muerto, lo levantamos de una zanja un miércoles de abril hace cuatro años y ese perro me salvó la vida porque si no ladraba, yo me moría ahogado en la habitación, no había chances de sobrevivir”, manifestó y dejó una moraleja: “Junten perritos de la calle porque uno nunca sabe cuándo te pueden salvar”.

Para ayudar a Matías

CBU 0720273788000036678536

ALIAS matiasCSC

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