Jerónimo, más conocido como «Momo», es uno de los cuatro hijos del reconocido conductor Julián Weich y decidió dejar todo para emprender una gran travesía para buscar su propio camino personal, de hecho, abandonó las comodidades del hogar familiar y lleva una vida nómade. Recientemente, se viralizó en redes sociales una serie de imágenes en donde se lo ve trabajando como malabarista en un semáforo de la ciudad.
Es cada vez más común encontrar increíbles historias de herederos de famosos artistas famosos que optan por alejarse de la fama de sus padres para tener un perfil bajo o llevar sus propias aventuras lejos de los prejuicios de los medios. Mientras algunos optan por irse de Argentina, otros que se gradúan de importantes carreras y también hay quienes que optan por llevar un presente completamente austero.
Este es el caso de «Momo», uno de los hijos de Weich, que se alejó con solo 19 años de los privilegios y prestigio de su papá para recorrer el mundo como muchilero. Pese a la alegría del chico, fue un gran cambio para sus seres queridos porque no comprendían su decisión.
Una nueva vida
Jerónimo siempre había sido muy familiero y había encontrado una conexión con lo artístico a partir del estudio del cine, además, mantenía una rutina deportiva que se dividía entre el gimnasio y el rugby. Todo en su vida parecía marchar hacia un futuro asegurado, pero un día decidió cambiar su destino.
A los 19 años, el hijo del conductor de TV, dejó todo porque vio que no estaba hecho para la exposición mediática y los «lujos» familiares que había conseguido su padre con todos los años de trabajo. Fue en ese entonces que tomo su mochila y emprendió una larga travesía por distintos destinos del mundo.
La vida nómade lo llevó a distintos rincones del planeta en los que tuvo que trabajar de diferentes oficios para sobrevivir y realizó voluntariados de todo tipo para conseguir un techo para pasar las noches. Asimismo, Momo aprendió a mantenerse con lo justo y necesario porque realmente luchaba por lo que necesitaba.
Lo que comenzó como un viaje para una búsqueda interna, termino evolucionando y se convirtió en un viaje espiritual. Continuando con este pensamiento, el heredero de Weich explicó en diferentes entrevistas que no es «Hippie», sino que es «Happy» (feliz).
La decisión del joven no fue fácil para la familia, ya que corto la relación por un largo periodo. «En un momento me preocupé y dije: estoy criando un drogadicto y no me doy cuenta, porque probaba esto y lo otro. Pensaba, me equivoqué, me equivoqué… ¿Cómo lo recupero a este pibe? Se me ocurrió llamarlo, decirle que lo extrañaba y que se venga, que después lo mandaba de vuelta, solo para verlo«, comentó Weich en una entrevista.
El conductor tuvo tal necesidad de ver a su hijo que en un momento lo fue a visitarlo a Panamá, donde se tuvo que adaptar a la vida del joven. En ese entonces, Jerónimo dormía en las calles de la ciudad y se ganaba la vida haciendo malabares. Mientras él hacía su trabajo, el reconocido conductor pasaba la gorra.
El presente de Momo
A lo largo de los años, Jerónimo fue encontrando nuevas áreas de interés y se convirtió en activista medioambiental y de los derechos humanos. Tras muchos años de viajes e introspección, volvió a Buenos Aires para reencontrarse con su familia y raíces.
Hace unos días, se viralizaron en redes sociales algunas imágenes donde se lo ve a Momo haciendo malabares en un semáforo de Capital Federal. Según se supo, el joven realiza el trabajo para ganar algo de dinero y comprar el pan de cada día.
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Asimismo, comenzó a emprender un nuevo proyecto solidario en donde dedica a la bioconstrucción. El hijo de Weich también dio a conocer que ahora que se volvió a instalar en el país, tiene el sueño de varias experiencias relacionadas con lo comunitario, educación y desarrollo humano.