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Liberaron a dos hinchas de Boca detenidos por racismo en San Pablo

Pagaron 4.000 dólares de fianza cada uno para lograr la liberación y regresar a Buenos Aires. El tercer detenido, un argentino residente en San Pablo, no pudo salir por carecer de recursos.

Dos de los tres argentinos detenidos por racismo en Brasil en el partido Boca Juniors-Corinthians, por la Copa Libertadores de América, pagaron 4.000 dólares de fianza cada uno para lograr la liberación y regresar a Buenos Aires, informó hoy a Télam una fuente policial.

Según el vocero, los dos hinchas -a los que se les abrió un proceso por los delitos de injurias racistas y racismo-, fueron liberados por el juez de turno luego de haber pasado la jornada detenidos en una sede carcelaria de la policía paulista.

El tercer detenido, en cambio, es un argentino residente en San Pablo, que continuará preso hasta una nueva determinación de la justicia por carecer de recursos, ya que declaró que es un «sin techo» que vive en las calles de la mayor ciudad de Brasil.

En total fueron detenidos seis hinchas de Boca pero la policía encontró pruebas incriminatorias para tres de ellos.

Según fuentes de la investigación citadas por la prensa brasileña, los hinchas de Boca detenidos que deben retornar a la Argentina son Sebastián Palazzo y Federico Ruta, mientras que el residente en Brasil, José Lizarraga, deberá continuar detenido.

Palazzo y Lizarraga están acusados del delito de injurias raciales por haber sido filmados, según la acusación, imitando movimientos de un mono dirigidos hacia los brasileños desde la tribuna visitante del Arena Neoquímica donde se disputó el choque entre Corinthians y Boca, que terminó sin goles.

Ruta, en tanto, de acuerdo con lo narrado a Télam el miércoles por la madrugada en el estadio por el comisario Cézar Saad, de la Comisaría de Grandes Eventos, fue imputado del delito de racismo por haber sido considerado autor de un saludo nazi dirigido hacia la hinchada de Corinthians.

El caso causó escándalo en Brasil sobre todo porque en abril, en el mismo escenario por el partido por la fase de grupos de la Libertadores, el mendocino Leandro Ponzo (hincha de Boca) fue detenido por imitar a un simio como una agresión racista hacia los brasileños.

Las denuncias en la comisaría del estadio ocurrieron en forma similar: hinchas de Corinthians que filman con sus teléfonos celulares a los de Boca en la tribuna visitante haciendo estas agresiones gestuales y las entregan a la policía y al juzgado que interviene en el partido, con lo cual se abren causas.

Por causa de estas filmaciones de hinchas-denunciantes, fueron detenidos en total seis hinchas de Boca, de los cuales tres han sido liberados por falta de pruebas materiales claras sobre sus intenciones racistas.

El caso de racismo registrado en abril le costó a Ponzo, un comerciante de General Alvear, el pago de una fianza de 600 dólares (3.000 reales), pero antes de dejar Brasil publicó en Instagram un video mofándose de las autoridades policiales que lo habían detenido.

Ahora, el comisario Saad explicó a Télam que la fianza fue aumentada a 20.000 reales (4.000 dólares) para intentar reprimir nuevas agresiones racistas en los estadios durante la Copa Libertadores.

«Decidimos elevar la fianza porque esta Copa Libertadores se ha convertido en un escenario de injuria racial como hace mucho tiempo no se veía», dijo Saad, a cargo del operativo de seguridad en el estadio de Corinthians.

La madrugada después del partido se transformó en un desfile de testigos, videos de las cámaras de los hinchas y de los policías y de argentinos intentando explicar en un complicado portuñol que sus movimientos de brazos no eran racistas.

Un abogado defensor oficial del fuero criminal de San Pablo actuó como representante legal de los detenidos, mientras que personal del Consulado argentino en San Pablo acompañó todos los procedimientos.

Inicialmente el acusado de hacer el saludo nazi contra los corinthianos había sido liberado, pero más pruebas sobre su actitud en las cámaras de seguridad del estadio hicieron confirmar las sospechas.

El fútbol se ha convertido en Brasil en uno de los principales foco de antirracismo en un país marcado por el racismo estructural y la desigualdad marcada por la herencia de 300 años de esclavitud.

El gigante vecino verdeamarillo fue el último país de Occidente en abolir legalmente la esclavitud, en 1888.

Varios de los denunciantes que captaron los gestos racistas de los hinchas de Boca tenían camisetas de Corinthians con la inscripción «Democracia Corinthiana», el movimiento contra la dictadura que había sido liderado a inicios de los años ochenta por leyendas como Sócrates y el futbolista Vladimir, símbolo del movimiento negro en el fútbol.

En Brasil, los hechos de racismo en las canchas están siendo sancionados incluso en partidos del campeonato local. Hace un mes, Rafael Ramos, de Corinthians, fue denunciado por insultos racistas en pleno partido por Edenilson, de Internacional de Porto Alegre.

Uno de los detenidos simpatizantes de Boca quedó preso porque fue filmado por dos hinchas de Corinthians, Gabriel Ferreira y Guilherme Vieira, que lo terminaron denunciando ante las autoridades.

«Estamos cansados de que los hinchas de Boca hagan siempre lo mismo con estos ataques racistas», le dijo Ferreira a Télam en la puerta del comando de la Policía Militarizada de San Pablo que intervino en el caso.

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