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Los datos aportados complican al atacante de Cristina y a su novia

La jueza les tomó declaración a los amigos de la pareja y entregaron voluntariamente sus teléfonos celulares.

Cinco amigos de Fernando Sabag Montiel, el detenido por gatillarle con un arma a la vicepresidenta Cristina Kirchner, complicaron la situación del sospechoso y de su novia Brenda Uliarte, también presa, acusada de prestar apoyo en esa tarea. Todos declararon como testigos y aportaron voluntariamente sus teléfonos celulares.

La evidencia recolectada tras estas declaraciones de los amigos y otras pruebas son claves para indagar hoy a Uliarte, que permanece detenida en un calabozo de la Policía Federal en Villa Lugano.

Los cinco amigos, que la semana pasada aparecieron con Brenda Uliarte en una entrevista con Telefé Noticias, se presentaron este lunes en el Departamento Central de la Policía Federal y fueron acompañados a Comodoro Py 2002, donde declararon como testigos ante la jueza federal María Eugenia Capuchetti y el fiscal Carlos Rívolo, informa el diario La Nación.

Los amigos, que supuestamente se dedicaban a vender copos de azúcar de algodón, se dijeron asustados y hablaron de la relación que mantenían con Sabag Montiel. También se refirieron a si su novia, Uliarte, estaba al tanto de sus intenciones de atentar contra la vida de la vicepresidenta. Por el secreto de sumario, la Justicia mantiene en reserva la nueva información.

Los cuatro primeros amigos prolongaron su declaración hasta entrada la tarde de este lunes y los investigadores “estaban entusiasmados con sus aportes”, según señala el matutino mencionado. El quinto se presentó más tarde y declaró al atardecer, entrada la noche.

Este último es un empleado del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, a quien la policía estaba rastreando para determinar si aparece en las imágenes de las cámaras de seguridad y filmaciones caseras realizadas en la puerta de la casa de la vicepresidenta, donde ocurrió el ataque la noche del jueves pasado.

Se realizó un trabajo con un software de reconocimiento facial, el mismo que permitió ubicar a la novia de Sabag Montiel en la esquina de la casa de Cristina Kirchner y reconstruir el recorrido que hizo con su novio, desde que se bajaron del tren en la estación Constitución, caminaron hasta el Obelisco y luego hasta Juncal y Uruguay. Supuestamente venían de Quilmes, donde habían pagado una seña a un tatuador al que le encargaron un trabajo.

Uliarte dijo en una entrevista con Telefé, en la que se presentó junto a sus amigos, que estaba sorprendida de lo que había hecho su novio y que no lo veía desde hacía dos días. Sin embargo, las evidencias recogidas hasta ahora prueban lo contrario, ya que estaba en el lugar del ataque.

Las contradicciones y filmaciones -junto con otras evidencias que por ahora están en reserva- llevaron a que la jueza Capuchetti ordenara su detención. La División Unidad de Investigaciones Antiterroristas de la Policía Federal (DUIA) estaba escuchando el celular de Uliarte de manera directa y captaron las conversaciones con su padre y con un amigo, con quien había quedado encontrarse en San Miguel.

Además, la señal del aparato permitió geolocalizarlo y hacer el seguimiento de su dueña hasta que fue detenida la noche del domingo, cuando estaba en la estación Palermo del Ferrocarril San Martín. Agentes de la DUIA la esposaron y la llevaron detenida a la Superintendencia de Investigaciones de la Policía Federal en Villa Lugano, donde aún permanece.

El celular de la mujer está siendo peritado por la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), al igual que los otros cinco aparatos que entregaron sus amigos que declararon como testigos.

La Justicia le tomará declaración a Uliarte como partícipe del intento de homicidio de la vicepresidenta Cristina Kirchner. La asistirá el defensor oficial Gustavo Kolman.

Leé también: https://entremediosweb.com/gendarmeria-incauto-dinero-y-droga-a-un-automovilista-en-ruta-14

En tanto, se sumó nueva evidencia que complica la situación de Sabag Montial: el arma Thunder Bersa .32, con la que gatilló dos veces a Cristina, pero no salió la bala, tiene sus huellas y rastros genéticos. Este elemento, sumado a que el arma había sido disparada recientemente, como si hubiera estado ensayando, y la pertenencia de a pistola a un exvecino del brasileño, complican su situación.

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