Pocos meses después de que la obra que dirigió cumpliera 50 años, el ingeniero Juan Seba murió este domingo en Paraná. El profesional tenía 88 años y había participado del proceso de construcción del Túnel Subfluvial Uranga Silvestre Begnis desde su concepción misma. Por eso tal vez, amaba tanto ese lugar y tenia un reconocimiento especial por los trabajadores, los gobernadores y todo aquel que había formado parte de aquel enorme desafío.
“Para un ingeniero hacer un túnel, es.. todo”, dijo entre lágrimas el ingeniero Seba, en noviembre del año pasado cuando Nunca es tarde lo convocó para evocar el quincuagésimo aniversario de la inauguración del Túnel.
Reconocimiento. En aquella oportunidad rememoró su infancia en Chaco, sus estudios en Córdoba y su desembarco en Paraná: “Vine a Entre Ríos a trabajar en Obras Sanitarias de la provincia. En esa época había pocos ingenieros y fue entonces que me convocaron para integrar la comisión administradora de la obra de lo que iba a ser el Túnel Subfluvial”.
Seba secundó al ingeniero Vega, el jefe de la obra, para quien tuvo siempre un profundo reconocimiento y admiración. Juntos se pusieron al frente del imponente e inédito desafío de construir un túnel bajo el lecho del rio, entre dos provincias.
En su casa guardaba maquetas planos y muchos papeles técnicos sobre el túnel. Estricto con la puntualidad y detallista en el trabajo tuvo el respeto de los técnicos alemanes que trabajaron en el túnel. Estaba escribiendo un libro que se demoraba en terminar.
Anécdotas. Décadas después de la inauguración, guardaba recuerdos y anécdotas imborrables de aquel tiempo. Como aquella vez que tuvo que comprar un barco. “Me llama Vega y me dice ´Seba vaya a Buenos Aires y compre un barco´. ¿Cómo? ´Tenemos que comprar un barco para sacar arena. Por más caro que salga es barato´ me dijo. Y nos compramos un barco”, contó entre risas.
Más adelante, con el túnel funcionando, en la inundación del 83, Seba estaba dirigiendo la obra de construcción de la Nueva Federacion. Según contó Vega lo llamó para que urgente volviera a Paraná. “Vengasé, me dijo, porque el túnel va a flotar”. Dejé todo y me vine”, narró.
Con la partida del ingeniero Seba se va una parte importantísima de la historia del viaducto. Queda su testimonio, su recuerdo y, fundamentalmente, su enorme legado.
