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Quién era el militante que murió tras una protesta en el Obelisco

El hombre de 47 años protestaba junto a otras personas contra la realización de las Elecciones 2023.

Este jueves, un manifestante del Movimiento Rebelión Popular que fue detenido tras una marcha al Obelisco se descompensó y murió. La víctima fue identificada como Facundo Molares Schoenfeld, de 47 años.

Según informó la Policía de la Ciudad, protestaba junto a otras personas en el Obelisco contra la realización de las Elecciones 2023. Cuando intentaron quemar una urna, los oficiales buscaron evitarlo y desplegaron un operativo que terminó con seis detenidas.

Luego de practicarle maniobras de RCP durante cuarenta minutos, Molares Schoenfeld, militante de “Movimiento Rebelión Popular”, fue trasladado por una ambulancia del SAME al Hospital Ramos Mejía y murió de un paro cardíaco.

Quién era Facundo Molares Schoenfeld, el militante que murió en el Obelisco

Facundo Molares Schoenfeld fue exmiembro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y uno de los pocos extranjeros que se ganó la confianza de la cúpula para formar parte.

Como comandante Camilo se hizo conocido cuando se plantó al gobierno de Juan Manuel Santos: “Esperemos que este sea el primer gesto hasta la liberación de todos los retenidos y de todos los prisioneros de guerra que están en las cárceles”. La militante por los derechos humanos, Piedad Córdoba, que participó de la negociación, le agradeció el “gesto de paz” de liberar al concejal tras 21 meses de cautiverio.

Hijo del juez de paz de Trevelin, Néstor Hugo Molares, Facundo nació en 1975 en la localidad bonaerense de San Miguel, pero, según los registros oficiales, partió en 2002 hacia Colombia siguiendo las ideas marxistas leninistas adoptadas por las FARC. Allí comenzó desde abajo, buscó adeptos a la causa en las universidades y escaló muchas posiciones.

“Camilo” buscaba en las universidades a personas que, como él, quisieran abrazar el modelo de Ernesto Guevara. Su primer acercamiento a las ideas revolucionarias fue de hecho cuando leyó un libro sobre el “Che”. Así lo explicó en una entrevista a Resistencia Colombia: “Tenía once años cuando leí su biografía y dije: ‘Quiero ser como él’”.

En mi tierra hicimos un levantamiento en 2001 en el que pude participar. En dos meses de peleas populares pasaron cinco presidentes. Éramos un pueblo efervescente: donde un joven caía muerto a manos de policías, diez se alzaban para seguir peleando. Los comercios de empresas estadounidenses, como McDonald’s, estaban en llamas, como símbolo de rebeldía”, recordó en aquel entonces.

Sus propias inquietudes y la influencia de su padre Hugo, quien trabajó en un hospital de Ciudadela y en la dictadura cívico-militar estuvo cerca de ser secuestrado por su rol como delegado de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), lo incentivaron a volcarse a la militancia política y sumarse a la Federación Juvenil Comunista.

Esos fueron los últimos días de Facundo en la Argentina y los primeros de “Camilo” en Colombia. “El problema de esos levantamientos espontáneos es la falta de una organización que pueda suplantar al Estado. Esos días saqué una reflexión que marcó mi decisión de estar en Colombia: con unas FARC podríamos haber tomado el poder. No necesitábamos más”, manifestó.

El militante había vivido en Colombia

Entonces, en los primeros días del 2002, Molares Schoenfeld viajó a Colombia: “Me era imposible esperar otros cincuenta años para tener una segunda oportunidad. Como dijo ‘Alexandra Nariño’, la revolución si se da, se da en Colombia y entonces hay que estar aquí”. Alexandra era otra de las extranjeras de las FARC.

En 2011, “Camilo” regresó a la selva colombiana, pero ocho meses después esa unidad sufrió un golpe muy fuerte: por orden de la Fiscalía Antiterrorista, la Policía arrestó a diez personas -el rector de un colegio, un campesino y ocho estudiantes universitarios- del Partido Comunista Clandestino (PC3). Uno de ellos era Leidy Paola Soto Tamayo, su novia, acusada de rebelión.

Pero el revés más duro lo recibió de sus propios compañeros de armas cuando las FARC y el Gobierno empezaron el 4 de septiembre de 2012 un alto definitivo al fuego. Las partes finalmente firmaron el “Acuerdo de Paz” el 26 de septiembre de 2016 en Cartagena con el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel como veedor internacional.

Con la desmovilización de las FARC, el argentino buscó otros horizontes. Luego de desvincularse de la insurgencia armada, llegó a Bolivia a principios del 2018donde trabajó como reportero gráfico para una revista hasta mayo de 2019, momento en el que regresó a Argentina, tras 17 años fuera del país.

Una vez en territorio nacional, se radicó en la localidad de Trevelin, donde intentaba rehacer su vida hasta que el 7 de noviembre de 2021 fue detenido por la Policía Federal a partir de una orden de Interpol, en base a un pedido de arresto del Poder Judicial de Colombia.

Era acusado del secuestro del concejal Armando Acuña, ocurrido en marzo de 2009 en el suroeste colombiano, y pasó casi ocho meses preso en la Unidad Penitenciaria Federal Nº 6 de Ezeiza a la espera del veredicto del juicio por su extradición al país cafetero.

Leé también: https://entremediosweb.com/tambera-le-gano-un-juicio-a-un-municipio-por-la-tasa-vial

El 8 de julio de 2021, los abogados de Molares fueron notificados por la Jurisdicción Especial de Paz de su rechazo al pedido de extradición, lo que provocó que el 29 de julio del 2022 el juez federal de Esquel, Guido Otranto, ordenara finalmente su excarcelación.

En la actualidad, militaba en el Movimiento Rebelión Popular y escribía en la revista de ese espacio.

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