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«Tomábamos merca y lo maté»,  dijo el hombre que asesinó a su vecino

Eustaquio Retamoso confesó el crimen de su amigo Sebastián Lillini, en Santa Fe.

La causa que investiga el asesinato de Sebastián Lillini, ocurrido el pasado domingo en San José del Rincón y por el cual se encuentra preso el panadero Eustaquio Retamoso, reveló este jueves detalles escalofriantes sobre cómo sucedieron los hechos que terminaron con un cadáver enterrado en un pozo, en una casa ubicada en Vicente Zarza y Gamboa de esa localidad santafesina.

Los datos fueron ventilados en el marco de la audiencia de medidas cautelares que se desarrolló este jueves en Tribunales y en la cual la jueza penal, Rosana Carrara, ordenó que Retamoso permanezca detenido y atraviese la causa con prisión preventiva, por lo menos hasta tanto el proceso avance hacia el juicio oral y público. Retamoso fue imputado por el fiscal Gonzalo Iglesias, que le atribuyó al panadero y albañil de 57 años haber asesinado a Lillini, el domingo por la tarde, luego de una acalorada discusión que implicó golpes y puñaladas con un cuchillo. Según el fiscal Iglesias, el homicidio ocurrió luego de que la víctima y el victimario compartieron una tarde a puro alcohol y cocaína, por lo que en un momento determinado -aún no está preciso el horario- se desató el altercado que terminó con Lillini, de 46 años, sin vida y tirado en el patio de la casa con 19 heridas en todo su cuerpo.

Llamado y confesión

Tras cometer el homicidio, Retamoso acercó el cadáver hasta un pozo para que sus familiares no lo vieran. Luego llamó a la Central del 911 y confesó haber matado a su amigo: “Estábamos tomando merca y lo maté”, le dijo al operador, por lo que inmediatamente arribaron al domicilio policías de la Comisaria 14 de Rincón, realizaron las primeras actuaciones y convocaron a los peritos de la Agencia de Investigación Criminal. De la escena del crimen, los peritos levantaron muestras de sangre que estaban en las paredes, relevaron el lugar donde quedó el cuerpo de Lillini y encontraron en el techo de la casa el arma posiblemente utilizada para cometer el asesinato. Se trata de un cuchillo, que tendría rastros biológicos y el cual fue remitido a pericia para determinar si fue el que usó Retamoso. 

El cadáver fue llevado a la morgue judicial en donde los médicos del cuerpo forense detectaron que la víctima presentaba un total de 19 heridas y escoriaciones provocadas a partir de la riña dentro del domicilio. Este último dato fue el que utilizó el fiscal Iglesias para sostener que no hubo legítima defensa por parte del imputado y que el mismo actuó con un dolo homicida. “Claramente, hubo una pelea en donde Retamoso tenía las de ganar”, dijo el funcionario judicial y solicitó la prisión preventiva.

Crimen en primera persona

La audiencia contó además con la declaración de Retamoso que, asistido por su abogada, dio su versión de los hechos. Según explicó, el domingo Lillini fue a su casa después del mediodía y lo invitó a tomar vino y cocaína. En horas de la tarde, recordó que fue a buscar una camioneta que iba a utilizar para trabajar al día siguiente. Sin embargo, al llegar a su casa dijo que encontró a Lillini revisándole sus cosas y queriéndole sacar un dinero que tenía guardado para la compra de una moto. A partir de ahí, arrancó una discusión que terminó de la peor manera. Retamoso contó que Lillini comenzó a agredirlo primero verbalmente y luego físicamente. “Estaba muy sacado, con los ojos grandes”, explicó ante la jueza Carrara y destacó que, en un momento determinado, para no sufrir más golpes, tomó un cuchillo y lo apuñaló en reiteradas oportunidades para defenderse. La víctima caminó hacia afuera y quedó tirada en el patio, donde falleció.

Ante semejante secuencia, Retamoso llevó el cuerpo hasta un pozo que había cavado para depositar hojas y yuyales, con el objetivo de que sus familiares no vieran el cadáver. Luego llamó al 911 para confesar el crimen.

Un exceso, la postura defensiva

Los dichos de Retamoso sirvieron para que la defensa pueda alegar que hubo una pelea y que, producto de ello, su defendido actuó en legítima defensa o tuvo un exceso en la misma, pero que de ninguna manera planeó quitarle la vida a Lillini. En tanto, se refirió al pozo que hizo referencia la Fiscalía y reiteró, tal como lo hizo su asistido, que fue realizado con anterioridad al hecho. “Aprovechó ese pozo para que sus familiares no vean el cuerpo”, argumentó la defensora Leticia Feraudo. “El entierro en el patio podrá ser muy novelista para los medios, pero no fue”, acotó la letrada en clara alusión a la cobertura mediática del caso desde que se conoció el escalofriante episodio. Finalmente, pidió que Retamoso atraviese la causa en libertad y quede bajo la guarda de una hija. La defensora ofreció que en vez de ser alojado en una prisión permanezca detenido de manera domiciliaria. El pedido fue rechazado por la jueza Carrara que entendió que no hubo legítima defensa ni tampoco un exceso de la misma, sino un dolo homicida, ya que la víctima tenía 19 heridas cortantes, mientras que el imputado solo registró seis. «El dolo en matarlo está presente», dijo la magistrada y ordenó que Retamoso quede alojado en prisión preventiva en un establecimiento carcelario. Fuente: Aire de Santa Fe.

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