Un hombre de 35 años acordó la semana pasada una pena de 16 años de prisión, tras declararse culpable de los delitos que le endilgaban: haber privado de la libertad a su esposa y sus tres hijos por un tiempo comprobado de 45 días y estimado en más de un año.
Colocaba cintas en las aberturas, barrotes en las ventanas, cámaras de seguridad y alarmas. Los amenazaba y evitaba el contacto con vecinos y familiares.
Marcel Medina contó en Nunca es tarde cómo se resolvió el caso: