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Un naufragio conmociona a Italia: «la playa es un cementerio»

Los sobrevivientes sufren el trauma y la culpa mientras la política pide terminar con la crisis migratoria.

Las aguas de Steccato di Cutro, en la costa italiana, son desde el domingo uno de los espectáculos más cruentos del planeta. Allí, entre pedazos de madera de un naufragio y barcos de la guardia costera, flotan mochilas, mamaderas, neceseres con medicinas, zapatillas y juguetes

Son pequeños anticipos de que lo peor todavía no llegó. Porque entre ellos se cuentan ya 63 víctimas fatales, y las esperanzas de que el cuerpo de una niña de 14 años con el pelo negro y rizado, recuperado hace apenas unas horas, sea el último en encontrarse parecen nulas. La tragedia en las costas de Crotona, una de las más grandes en la historia reciente, todavía no tiene números finales. 

El pequeño pueblo turístico amaneció el domingo cubierto de los restos de una embarcación de madera que salió de del puerto turco de İzmir cuatro días antes, transportando a personas de Afganistán, Irak, Irán y Pakistán. Nunca llegó a destino. Las aguas embravecidas que azotan la costa italiana destrozaron el pesquero muy poco antes de que llegara a la playa. Hasta ahora, hay 80 sobrevivientes y más de 60 muertos. El sentimiento general no solo es la tristeza, sino que abunda la culpa. Muchos lamentan haber dejado atrás a sus familiares para salvarse a sí mismos. «¿Por qué yo sí y él no?«, es la pregunta que ataca a los sobrevivientes y se extiende sobre los migrantes.

«Espero que sea un recuerdo que pueda olvidar rápidamente», aseguró Vincenzo Luciano, quien llegó a la madrugada a la playa y vio «muchos cuerpos, de niños también». Entre víctimas y sobrevivientes, se sabe que había al menos 140 personas a bordo. El total sigue siendo un misterio. “Los números son difíciles de establecer, solo tenemos que esperar. Tal vez cuando el mar esté más tranquilo podría devolver más cuerpos, incluso después de una semana”, anticipó Sergio Tedesco, comandante de la policía local.

“He estado tratando a migrantes durante 30 años y nunca había visto algo así”, dijo Orlando Amodeo, un médico que atendió a los sobrevivientes. “Sí, hemos tenido barcos que tuvieron problemas en esta playa en el pasado, pero todos se salvaron. Estas personas viajaron 1.078 km por mar solo para morir a tres metros de la costa: es una tragedia dentro de una tragedia para personas que ya fueron desafortunadas”.

Naufragio en Italia

Hay padres que perdieron a sus hijos y hay niños huérfanos. Hay una mujer que se quedó sola porque se casó poco antes de salir de Afganistán y su pareja murió en el naufragio”, detalló Ignazio Mangione, de la Cruz Roja, a cargo de los sobrevivientes. Su equipo se encarga de que «procesen, poco a poco, lo ocurrido en el mar», aunque el trauma todavía no les da tregua. Además de los sobrevivientes, son quienes atienden las decenas de llamados de familiares que se quedaron en sus países de origen, esperando por una voz conocida del otro lado del teléfono.

«La playa es como un cementerio», dijo a The Guardian Antonella, quien caminaba por la costa poco después de la tragedia. En apenas un kilómetro se reparten pedazos de madera, zapatos, mochilas y hasta un flotador de goma rosa para niños. Postales de un naufragio que disolvió familias y puso en tela de juicio a la política migratoria italiana.

En el pequeño pueblo hay preparados 75 ataúdes, pero medios locales ya temen que esa cantidad no sea suficiente. Entre los fallecidos hay 12 niños, entre ellos uno recién nacido y dos gemelos de pocos años de edad. Un joven afgano de 16 años perdió a su hermana de 28, mientras que un hombre de 43 años, de la misma nacionalidad, perdió a su esposa y a tres hijos de 13, 9 y 5 años. Un niño de 12 años perdió a toda su familia. Eran nueve. La lista sigue. Casi todos los sobrevivientes perdieron a un pariente. 

«Tenemos que hacer una aclaración: hay culpables. Son los traficantes de personas», sentenció Massimiliano Fedriga, presidente de la región italiana Friuli Venezia Giulia. En concreto, hay tres turcos detenidos por el naufragio, acusados de homicidio y tráfico de seres humanos. Fueron los primeros en escapar, presuntamente con salvavidas, dejando al barco a la deriva antes de que se partiera en dos.

Discuten la falta de acción

Aunque la tragedia, como otras tantas de este tipo que azotan las costas italianas, parecía inevitable por lo frágil de la embarcación, esto no valía para las muertes. Dieciséis horas antes del accidente, un avión de la agencia fronteriza de la Unión Europea (UE), Frontex, había alertado por el pesquero, pero las lanchas patrulleras enviadas para interceptarla fueron devueltas a puerto debido al mal tiempo. Eran de la Guardia de Finanzas, con muchos menos recursos que la guardia costera. 

Si hubiese salido la guardia costera, se habría encontrado antes la embarcación y se habría podido rescatar a más personas”, denunció el coordinador de Rescates en el Mediterráneo Central de la ONG, Juan Matías Gil. Un «posible abordaje habría sido extremadamente arriesgado», dijeron en cambio autoridades policiales a Il Fatto Quotidiano.  “Aquí faltan hombres y medios de las fuerzas policiales”, y el gobierno “debería entender que sería necesario montar las estructuras de otra manera”, aclaró el fiscal de Crotone Giuseppe Capoccia.

Dos antecedentes dan cuenta de que la tragedia podría haber sido diferente. En 2021, 119 migrantes fueron rescatados a bordo de un pesquero en peligro con el mar y el viento en condiciones similares a las del domingo. «En 2013, con Sea Force 8, intervinimos con dos patrulleras a 42 millas de la costa, salvando a 147 migrantes», recordó Orlando Amodeo, al medio citado.

Sin embargo, los marcos tenían más estabilidad y, a diferencia de este, habían pedido ayuda. «Nunca llegó una llamada de socorro desde el barco«, solo una «triangulación extraña» que condujo a la primera alerta 16 horas antes de la tragedia, remarcó Capoccia. “Pero desde la embarcación no pidieron auxilio apenas llegan cerca de la costa, como siempre sucede”.

El naufragio que divide al país y cuestiona a la UE

El naufragio sucedió pocos días después de que se aprobaran en el Parlamento italiano de nuevas y controversiales reglas sobre el rescate de migrantes, impulsadas por el gobierno dominado por la extrema derecha. La nueva ley obliga a los barcos humanitarios a efectuar un solo rescate por salida al mar. «Es falso que la causa de la masacre sea el decreto», se limitó a decir la primera ministra, Giorgia Meloni, acusando que «el tráfico no está cubierto por las ONGs, y esto prueba que el punto es que cuanta más gente se va, más gente corre el riesgo de morir».

En la playa no esperan la visita de Meloni. Apenas pasó el ministro del Interior, Matteo Piantedosi, quien dejó una declaración calificada de «indigna» e «inaceptable» por la oposición: «La desesperación nunca puede justificar condiciones de viaje que pongan en peligro la vida de los hijos«. 

En Italia, todas las fuerzas políticas alzaron la voz para reclamar a la UE que tome medidas para que no se repitan más tragedias. Lo pidió incluso el presidente de la República, Sergio Mattarella, que cree fundamental que Bruselas asuma “la responsabilidad concreta de gobernar el fenómeno migratorio para alegarlo de los traficantes de seres humanos”.

Los datos respaldan la necesidad de acción. El Gobierno italiano informó que más de 12.600 personas llegaron a Italia en lo que va de año, más del doble que en el mismo periodo el año pasado. Información del Proyecto Migrantes Desaparecidos muestra que las muertes y desapariciones en el Mediterráneo subieron en 2021 y 2022 tras un descenso durante la pandemia.

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«En un contexto histórico caracterizado por personas empujadas a huir de conflictos y persecuciones, es más necesario que nunca reforzar la capacidad de rescate, que sigue siendo insuficiente, para evitar tragedias como esta», declaró Chiara Cardoletti, representante de Acnur en Italia. “Que caigan sobre la conciencia de los que impiden los rescates por ley. Inhumano. Incomprensible”, se sumó la ONG Open Arms.

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