La pobreza alcanzó en mayo al 40,9% de la población, una suba de 3,6 puntos respecto a la baja que había mostrado en la segunda mitad de 2021. Es que en cinco meses la inflación acumuló 29,3%, el valor más alto para ese período en 31 años, en línea con la dinámica que se observa a nivel internacional luego de la salida de la pandemia y el comienzo de la guerra en Ucrania.
En tanto, la última estimación del Nowcast de Pobreza de la Universidad Torcuato Di Tella (Utdt) mostró que el indicador pegó un fuerte salto en el quinto mes respecto al 39,1% que había marcado en abril. Esta tendencia al alza se consolidó desde febrero pasado, cuando el IPC saltó 4,7%, para luego tener el pico de 6,7% en marzo, desacelerar al 6% en abril y nuevamente al 5,1% en mayo.
El Gobierno tiene preocupación por el impacto de este proceso en los sectores más vulnerables, pero también optimismo por los dos meses de desaceleración en las variaciones de los precios. Confían en que continuará así hasta fin de año. La última proyección para el IPC del Ministerio de Economía es de entre 52% y 62% acumulado en 2022, mientras que el REM arrojó 72%.
Por lo pronto, la dinámica que mostraron en estos primeros meses la CBA y la CBT en comparación a la inflación, contrasta con lo sucedido en el segundo semestre de 2021, cuando la pobreza había alcanzado al 37,3% de la población. En ese momento, ambas canastas evolucionaron por debajo del IPC, mientras que en el primer cuatrimestre de este año esa tendencia se revirtió, lo cual adelanta un deterioro en los índices de pobreza.
En el lapso enero-junio del año pasado la incidencia de la pobreza había sido del 40,6% y en la segunda parte del 2020 fue del 42%, reflejando el fuerte impacto que tuvo la pandemia. En tanto, el 2019 había finalizado con un 35,5% de la población que no pudo cubrir sus necesidades básicas.
La clave estará en cómo evolucionen los ingresos, con un mercado laboral muy heterogéneo. El índice de salarios registrados que mide el Indec marcó una caída de 0,2% real en el primer trimestre. El Gobierno buscó cerrar todas las paritarias con cláusulas de revisión en la última parte del año, por lo que confían en que el segmento formalizado le ganará a la inflación. Sin embargo, reconocen la dificultad para que los informales no vuelvan a perder poder adquisitivo.
En cuanto a los informales, el salario mínimo, referencia para este universo, alcanzaba para comprar 4,14 CBT y 1,64 CBA en abril de 2018. En el mismo mes de este año, ese ingreso cubría 2,83 CBT y 1,26 CBA. En términos relativos, la pérdida del poder adquisitivo fue del 32% respecto a la cesta de pobreza y del 24% contra la de indigencia en los últimos cuatro años, según datos de la Universidad Austral.
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A su vez, en los últimos años creció la cantidad de trabajadores que no llegan a cubrir sus necesidades básicas con sus ingresos, tal como señaló el diputado Daniel Arroyo: «La situación social sigue siendo crítica, a pesar de que hay más movimiento laboral en los barrios en general vinculados a la construcción y la industria textil. Tenemos entre 7 u 8 millones de personas que asisten a comedores y muchos de ellos tienen trabajo».