Un nene de cuatro años tomó un licuado, se intoxicó y casi muere a la salida del colegio. Ocurrió en Nuneaton, Warwickshire, Inglaterra y su madre reveló que el niño se desplomó y perdió el conocimiento tras consumir la bebida helada.
Beth Green, de 24 años, contó que “vivió una pesadilla” ante la desesperación que le provocó la situación. En diálogo con el Daily Mail, aseguró que comenzó a preocuparse cuando vio que su hijo, Albie, quedó inconsciente.
Él había jugado al bowling con un amigo y ambos tomaron un pequeño licuado granizado de frutilla. Media hora después y tras un par de sorbos, se desplomó.
La mujer dijo: “Fue un viernes después de la escuela, llevamos a Albie y a su amigo a un bowling. Ya había tomado un granizado allí antes, Albie solía tomar granizados con frecuencia cuando hacía buen tiempo, pero no era algo constante, solo era un pequeño capricho para él”.
Él y su amigo bebieron sus granizados para niños, pero pronto descubrió que parecía estar “cansado y agitado”. “Después del licuado estaba feliz y emocionado. Alrededor de las 4:15 p.m., empezó a ponerse así y ya no quería jugar. Pensamos que estaba cansado y que era por haber tenido una larga semana en la escuela”.
“Cuando subió al auto, seguía diciendo que estaba cansado. Físicamente no podía mantenerse despierto, su cabeza seguía cayendo”. Su preocupación escaló aún más cuando percibió que su hijo comenzó a “alucinar” y “arañarse la cara”, por lo que lo llevó rápidamente al hospital.
“Fue una experiencia realmente extraña. Seguía gritando ‘no’ y ‘déjenme en paz’ en su silla de coche. Gritaba y luego volvía a estar flojo. Pensé ‘tal vez tenga un virus y esté agitado’, pero comenzó a arañarse y no podía mantenerse despierto”, declaró Green.
Una vez en el servicio de urgencias, el niño se desmayó y los médicos comenzaron a reanimarlo. Fue entonces que sus niveles de azúcar en sangre cayeron a niveles peligrosamente bajos.
“Lo llevaron a la sala de reanimación porque no estaba respirando por sí mismo. No sabíamos qué estaba pasando”, aseguró.
La mujer declaró que junto a su pareja temieron por la vida de su hijo debido a que el ritmo de los latidos de su corazón era “extremadamente lento”. Su internación duró tres días hasta que finalmente su condición se estabilizó y pudo volver a su casa.
Uno de los médicos aclaró que si no lo hubieran llevado a un hospital el final podría haber sido fatal. Acorde a las pruebas que le hicieron en el Hospital Infantil de Birmingham, se descubrió que el episodio se debió a una intolerancia al glicerol tras tomar la bebida granizada.
Beth comentó: “Estábamos impactados. Había tomado granizados muchas veces antes. ¿Por qué solo tuvo una reacción ahora? Estaba enojada porque era algo tan simple. Soy una madre consciente de lo que su hijo consume”.
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El caso de Albie no es el primero de este tipo. En agosto de 2023, la Agencia de Normas Alimentarias (FSA) publicó una guía en la que advirtió sobre el contenido de glicerol en bebidas granizadas, enfatizando que no deberían comercializarse para niños menores de cuatro años. Según esta entidad gubernamental, una exposición elevada al glicerol puede ocasionar shock, hipoglucemia, pérdida del conocimiento y desmayos.