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Quiso vender unos muebles por Internet y sufrió una estafa digital

Cómo fue el método del engaño.

“Estoy terminando de caer y entender cómo fue todo. La verdad es que recibimos muchas señales para darnos cuenta de que se trataba de una estafa, pero en ese momento no las vimos”. Así comenzó su relato Luciano García, un joven periodista que hace unos días vio como los ahorros de su vida se esfumaban en cuestión de segundos, víctima de una compleja estafa digital.

García explicó que la estafa se originó a partir de una oferta de unos muebles que su madre publicó para vender en Marketplace. “Eran unas sillas y una mesa que mi mamá necesitaba sacarse de encima por una mudanza”. Con aceitados métodos de ingeniería social, excusas y explicaciones varias y llamados fraudulentos de personas que se hacían pasar por otras, los ciberdelincuentes involucraron a la familia de Luciano y les robaron millones de pesos.

A la oferta publicada por Marcela, la madre de Luciano, le apareció un posible comprador. Se presentó en la plataforma de Facebook y aseguró que le interesaban los muebles y tenía la plata para adquirirlos. “Mi mamá arregló en recibir 100 mil pesos transferencia, como adelanto, y 100 mil pesos en mano cuando el supuesto comprador viera los muebles y se los llevara”, explicó García.

Sin embargo, la primera señal de la estafa ocurrió cuando Santiago, el supuesto comprador, le envió un comprobante de la transferencia y un mensaje en el que explicaba, casi suplicando, que su madre les había enviado, por error, 1.200.000 pesos. Es decir, un millón cien mil pesos más de lo que habían pactado como adelanto.

Esta táctica es muy común en fraudes digitales. Los ciberdelincuentes imitan los comprobantes de los bancos y asumen el lugar de damnificados. A partir de entonces, a la víctima real la apuran para devolver el supuesto dinero enviado de más y por equivocación. El mecanismo está estudiado. Simulan llantos, pedidos desesperados y todo tipo de excusas. En este caso, del otro lado le explicaron que ya habían hecho la denuncia al banco y que, para activar la devolución, desde la entidad se iban a comunicar con ella. Pero todo es falso.

El comprobante enviado, la transferencia, la excusa y el llamado del banco forman parte del plan para que la víctima, en algún momento, caiga y empiece a hacer caso en lo que los ciberdelincuentes le piden.

“Mi mamá, desesperada porque queríamos vender los muebles, recibió el llamado de un tal Carlos, supuestamente del Banco Galicia, quien le dijo que iban a simular préstamos en su cuenta para verificar si con el límite diario de transferencia se podía devolver la plata que supuestamente le habían enviado”, contó García a TN Tecno. “Ahí fue cuando mi mamá me pidió ayuda, les pasó mi teléfono y se comunicaron conmigo”, agregó. Su madre le pidió que siguiera las instrucciones del banco. Y Luciano accedió.

“Cuando me llamaron, yo estaba ocupado en otra cosa, salí de la oficina y bajé la guardia con tal de ayudar a mi vieja y que se pudiera sacar el problema encima”. El ciberdelincuente aseguró que la cuenta de su mamá estaba en revisión, y por ese motivo, necesitaba el otro CBU.

A esa altura, en la mayoría de los engaños, los argumentos falsos son tantos que cualquier persona normal se pierde y se confunde. Así, con palabras, muchas vueltas, explicaciones de operatorias bancarias y demás, el ciberdelincuente, logra que la víctima, cansada y desorientada, transfiera dinero de su homebanking a otras cuentas o a su billetera en Mercado Pago.

“Me explicó que mi cuenta necesitaba estar en cero para poder recibir las transferencias y devolver el dinero, por lo que saqué del banco 1.500.000 pesos hacia mi cuenta de MP. Y me hicieron transferirlo en dos pagos de 750 mil pesos a una cuenta que supuestamente era de la tesorera del Banco Galicia”.

El pretexto que le dieron era comprobar que la cuenta tuviese margen de movimiento y que no hubiese ningún límite de transferencia diaria. “Ahí me aseguran que mi cuenta cumplía los requisitos y me hicieron programar otra transferencia de 1.300.000 pesos a otro CBU, también de una persona del banco”, agregó García.

“En ese momento me quedé en cero. Me dijeron que no me preocupara porque en dos o tres minutos, el dinero iba a estar de nuevo en mis cuentas. Y en esos minutos se me vino el mundo encima. Ahí caí que había sido víctima de una estafa y que no habría devolución alguna del dinero”, concluyó Luciano.

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“Siento una gran angustia. Uno cree que nunca le va a pasar… hasta que le pasa. Les di los ahorros de toda mi vida y nunca me di cuenta”, publicó el periodista en X/Twitter luego de lo ocurrido. Y finalizó con un mensaje: “Tengan mucho cuidado con lo que ponen a la venta, a quien le hablan. Realmente tengan cuidado. Ahora a seguir con lo cotidiano y ver cómo va avanzando todo. Me voy a reponer y en unos meses será solo una anécdota”.

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